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Mostrando las entradas de julio, 2014

Quisiera

Días realtivamente iguales. Tardes de un cigarro y ojos rojos. Noches de preocupación y garganta reseca. Mañanas cansadas y con ganas de nada. Hay algo. Algo que me aflige de magnitudes grandes. Miro el celular, nadie me busca. Pregunto en la cocina, a nadie le importo. No hago lo que tengo que hacer, me siento triste. Pienso que quisiera. Quisiera ser como aquellos, que tienen buena autoestima. Esos mismos que salen a la calle, vestidos de forma elegante, a la moda. Una chamarra Pull&Bear, pantalones de colores, una gorra de BaseBall. ¿Por qué? Porque se ven chidos. Ya no tengo ganas de leer a Paredes, de escuchar a Delgadillo. De fumar marihuana, de acabarme la botella. Ni de Bukowski con el poema del pajaro azúl. Pero seamos sinceros, hablemos con los pies en la tierra y no bajo los efectos de ninguna emoción; como nos dice Garvas en sus clases. Me dan ganas, de vestirme así, de comprarme artículos de moda. De tomarme fotografías y subirlas a todas mis redes sociales. Simplemen

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"Pérdida de tiempo. Las cosas se desgastan y uno antes que cualquiera de ellas. Basura todo, tarde o temprano. Todo se rompe. No debería pensar en esas cosas; tengo que arreglar tantas otras: la silla, la lámpara, el baño. Y las situaciones. Y los días. Ella. Alguien, desde un lugar que no puedo precisar, dicta:  todo se soluciona queriendo.  Viene acompañado de árboles en fronda y pajaritos trinando:  queriendo el mundo es otro.  O la vida es otra. O creyendo, dictan otros. No Sé. Quizá así sea. Y quizá a unos les sea más fácil que a otros. El mundo no está mal, eso es literatura. El mundo está bien, es perfecto. Eso también es literatura. Quizá se trate solamente de gustos literarios. O de autismo. Yo, al hacer limpieza, me doy cuenta de mi lectura tendenciosa de los hechos: siempre hay algo que anda mal, algo torcido, bajo, sucio. Pero no estoy loco, puedo pensar también de la otra forma. A veces lo hago; algunas adrede, otras sin darme cuenta."  Ella llora  Fernando J.
Despierto con ganas de seguir dormido, me levanto con ganas de volver a acostarme. Así son los sábados y los domingos que me quedo en casa, no por que quiera sino porque eso hace la gente común, días de descanso - Aunque me parece más cansado quedarme en casa -. Sábados de corregir las pequeñas o grandes imperfecciones de casa: Cortar el pajón, arreglar la taza del baño, lavar el tanque de agua, barrer la calle y limpiar los pelos que dejas en el lavabo. Me duele la espalada y las ganas de seguir viviendo, mis ojos pesados me causan migraña, pero me acuesto y no pasa nada, ni duermo, ni descanso, ni muero. Simplemente sigo aquí, entre los vivos. Levántate de vez en cuando y sé tú quien prepare el desayuno, el café, los pendientes, el día. Sé tú quien tache los días del calendario, trabaje y haga el quehacer. O como quieras. Aún puedo soportarlo unos añitos más, de aquí hasta que me dejes.No me canso lo suficiente. Voy corriendo al super y compro las verduras, los refrigerios, los pandi

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Hay cosas que son realmente terribles, como su sonrisa, en un momento te dice; Hey mira, me haces reír tonto. Y al momento esa sonrisa se burla de ti y te hunde en el fondo del basurero. Siempre me gustó Julieta, y su pelo bien negro, brillante y lacio. Tenía algo bajo el labio, un lunar. Daba la impresión de ser una chispa de chocolate, más por esa piel que era del mismo color que las galletas; Cremita. Me gustaba cuando se echaba a reír y sus dientes blancos y bien formados se mostraban a todos, captaba la atención del público, aunque ahora pienso que no eran ni sus perfectos y grandes dientes ni el brillo de los mismos los que atraían a todos los presentes, sino su risa. El estruendo de ella. Esa carcajada que la dejaba sin aliento y terminaba casi con un  tosijazo. Se reincorporaba e incluso seguía riendo, a pequeñas porciones en la plática mientras dejaba de poner atención recordando el motivo de su risa poco a poco hasta que su carcajada volvía a ser la misma. Igual de estr

Origen

El origen del sexo Con los hombres y las mujeres. De Adán y Eva. Del diablo y de dios. Si remontamos a épocas desconocidas por el hombre común, épocas que van más allá de lo que hasta ahora sabemos de la existencia del ser humano, llegamos a una época conocida solo por algunos cuantos. Yo uno de ellos. La tierra es el único planeta en los 360 sistemas solares conocidos por el hombre, donde existe el “género” como comúnmente le llamamos. Hembras y Machos. Dos seres se podría decir “de la misma especie” pero divididos por características realmente contrarias. Que juntos (por cuestiones de la evolución) han concebido el don de reproducir más seres nacidos también con un “género”. Visto esto desde el punto de vista acostumbrado del ser humano aprendimos a llamarlo normal, algo propio de la humanidad. Pero… ¿Es normal? En el sexto día de la creación Dios (la cosa sin género) decide crear su obra maestra. El hombre; Capaz de pensar por sí sólo, de abrirse caminos, de descansar por