S.H.


Hace unos meses que de por sí ya estaba mal… te contaré; comencé a sentirlo en la calle, mientras fumaba un cigarro, mientras caminaba llorando, mientras María se iba con alguien más. Ese pequeño cosquilleo en el estómago y ese olor extraño en la garganta. Un día después desperté con temperatura al tope, no te miento, mis sabanas estaban negras, y mi sudor derretía el colchón  –de arriba en la litera-, y los 3 cobertores de Jesús –quien dormía debajo de mí-. Las noches de invierno en DF son tan frías que los perros mueren de hipotermia y las ancianitas se quejan y toman chocolate caliente. Para mí eran tan calientes como el infierno, de mi aliento salían llamaradas de fuego que ennegrecían el techo. Bajé de la litera, y cuando mis pies tocaron el suelo las losetas se rompían a cada paso. Seguí caminando por todo el departamento hasta llegar a la cocina. Abrí el refrigerador y al querer sacar la jarra de agua fría, el plástico se derritió y el foco del refrigerador reventó en un estallido seco, dejando sólo la luz de la mañana que se andaba queriendo meter por las cortinas. Había agua por todo el suelo y comenzó a hervir cuando tocó mis pies, y de pronto toda la cocina era vapor. Todo hasta entonces iba muy raro, había por el departamento un tremendo olor a mierda, fusionado con pizza del oxxo, gas, calcetas apestosas de Jesús, y humedad. Comencé a escuchar a las cucarachas que hablaban, decían cosas como; “delicioso” “¿Sabías que las cucarachas sobreviviremos al apocalipsis?” “las cucarachas vamos a dominar el mundo” “mierda, esta pizza del oxxo es la verga de dios”. Abrí el congelador y en un solo bocado me tragué el traste de los hielitos. Preferí ir al baño, abrí el grifo y tomé agua en mis manos, bebí un poco pero no era suficiente, abrí ambas llaves y absorbí por más de 40 segundos el agua que emanaba, hasta saciar mi sed, o hasta llenar mi estómago. Cuando subí el rostro para mirar mi aspecto de esa mañana me sorprendí, no vi al tipo de siempre. Ese con la boca apestosa a mierda mañanera, y cabellos en los ojos, de mocos en el cuello de saliva en los cachetes y de barba negra enmarañada. Ahora todo era demasiado distinto. Tenía los ojos azules, los labios rojos, los dientes blancos, las cejas naranjas y el cabello rojo, al estilo pelirrojo. Noté que mi trapecio estaba un poco más elevado que lo normal y mi pijama me apretaba; Fue entonces cuando quité mi camisa y era yo lo que ahora soy, así como me ves, justo ahora. ¿Recuerdas como era antes? Sí, yo también lo olvidé. Tenía músculos por todas partes, era como si… mi sueño estaba cumplido.
Respiré, y me dije a mí mismo; “te lo mereces”. No acababa de entender. Una mañana de pronto mi vida había dado un tremendo giro. No podía ser real, era perfecto. No podía ser mentira, lo estaba sintiendo. No lo hubieras creído, cuando Jesús despertó y me vio, parado en medio de la sala dije: “Ya no tengo miedo”… Me miró y sonrió.
Después de eso desperté, estaba acostado en medio de la sala, Jasús comía pizza, de la misma pizza. Hubo veces que comíamos hamburguesas de lunes a lunes. Sin excepción, y una coca de 3L alcanzaba para todo un día. Jesús dijo que habían pasado 3 horas, bajé con una tremenda resaca y al verme de nuevo al espejo era el mismo, el tipo fracasado, imperfecto y oloroso. El tonto, el engañado, el estafado, del que cualquiera se puede burlar –menos Jesús, de Jesús hasta yo me burlaba de vez en cuando-. No me dijo nada hasta que pregunté qué le había sucedido al departamento, creía que todo había sido un sueño. “Pues eso mismo te iba preguntar, antes que te desmayaras… jeje. Oye, esto lo van a pagar tus papás, doña Manuela nos va a cobrar bien caro. Chales”. Los días siguieron normales –como ya no recuerdo-.
Pasó de nuevo en navidad, estaba yo comiendo pollo Kentuchy, en la sala, solo. Jesús había viajado a Zacatecas, él sí podía pasar navidad en familia. Yo ya no podía recordar el rostro de mi padre después de tantos años sin verle, sabía que existía, pagaba mi renta cada mes, pero nunca llamaba, ni mamá, ni nadie. Era navidad, y en la tele pasaban una serie de películas de temporada. Yo estaba viendo Santa Clausula, unas cuantas carcajadas para no sentirme mal, y mañana todo volvería a ser normal. Nada de navidad. Serví otra cucharada de ensalada y de puré de papa cuando de pronto comencé a sentir otra vez el mismo cosquilleo y mi aliento tomó ese olor tan extraño, como a cloro. Terminé mi cena y me fui a la cama. Cerca de las 3 de la mañana la fiebre me despertó. Bajé y me tomé toda la coca-cola. Sentía que la ropa me quemaba y opté por quedarme en bóxer. No fue suficiente y salí al aire libre, me agarré de los barandales y el aire frío de aquella noche de navidad me tranquilizó un poco. Nadie me vería, o al menos eso creía, había unos cuantos que no acababan de festejar, unos borrachos en la planta baja me miraron, alguien dijo algo. “¿Y ese puto qué?”. Lancé un escupitajo en su nuca y mi precisión nunca fue tan perfecta, la saliva cayó en su calva y comenzó a gritar y a retorcerse en cuestión de segundo todo lo que quedaba de aquel pequeño hombrecillo eran sus zapatos y un olor a cerveza y pavo digerido. Sus compinches, se retiraron uno por uno, uno de ellos lazó un billete de 20$ sobre los zapatos y se fue cantando la de “Mariposa traicionera”. Yo ya estaba más calmado, entré por mis cigarros para volver a conciliar el sueño, salí de nuevo y tomé uno de mis maltboro rojos. Cada calada era como respirar aire puro, y no el maldito smog. Pensé por un momento, deduje que estaba pasando de nuevo y que debía aprender a controlarme. Me pregunté qué se sentía volar y en un segundo al retomar conciencia ya no me encontraba en el cuarto piso del edificio D-3, sino a unos 200 metros de altura sobre la capital de México.
Y sé que puedo, tener lo que quiera
Golpear a quien quiera
Mentir cuanto quiera
Mi cabello de nuevo es rojo
Y mis manos lanzan fuego
Mis ojos hacen hielo
Y ya no seré aquel tipazo
Ahora seré un tipejo
Es mentira que los tipos como yo
Salvan el mundo
Solamente lo dominamos
Porque tenemos el poder
Porque podemos entonces golpear
A quien nos ha golpeado
A la verga Spiderman
Y superman
Y Batman y Robin
Ellos son falsos, yo soy real
Y lo vuelvo a decir
Ya no tengo miedo
Y puede ser al final
Que yo no nací para ser un S.H
Y puede ser que al final
Yo soy el villano
Y mate ancianitas
Y pateé a los perros
Y no comparta las imágenes
De activistas baratos en Facebook
Apoye a Peña nieto
Putée a la selección
Me pase mirando horas televisa
No ser el futuro del país
Tire basura en la calle
Y me burle del niño con síndrome de Down
Sea fan de HolaSoyGerman
Y no lea libros de verdad
Y no ayude a pasar al viejo
Que no puede cruzar la calle
Y llegue alguien
Que sí haga el bien
Y me detenga
Y sea yo poco admirado
Solo por no querer ser bueno
Son mis poderes
Y tú no eres quien
Para decirme qué
Debo hacer, en donde tirar mi tiempo
Y puede ser, que los golpes duelan
Y puede ser, que yo tal vez pierda
Pero no hoy

Hoy es mi día

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