Hay palabras que andan volando al rededor de este ambiente tan pesado. Yo te miro, te miro bien. Me agrada. ¿Sabes? Este es el peor lugar donde he estado. Y te pregunto. Hay un espacio entre tu y yo. Entre ese espacio hay aire. Hay palabras y eructos agrios. Hay luz atravesando ese espacio. Ese espacio significa más. Más que un plano con sus respectivos ejes que lo hacen ser tridimensionales. Yo mientras pienso. Pienso que esas dimensiones nos hacen estar así. Y ese espacio es causado por la terrible situación en la que nos presentamos. Tengo que aplicar las fuerzas necesarias y las direcciones necesarias. Si no lo supiera no sería tan difícil. Se dice que el sonido se produce por el aire. Y agradezco al aire. Por dejarme existir en este pequeño espacio limitado por paredes sucias y un techo que nos cubre de las miradas de los astros. Le respiro; con él van un par de metros cuadrados que son humo de cigarros, otros tantos son partes de alientos viejos y bocas sucias. Yo sin embargo respiro una vez más y agradezco una vez más porque esto es tan sencillo. Son un cuerpo entre millones. Ando, vivo, siento. Agradezco por la canción que suena a un volumen razonable al fondo de esta escena de película muda. Muda. Porque no digo ni una palabra, muda porque no se necesitan de ellas en esta ocasión. Y todo eso lo podría relacionar con la metafísica y las presencias que no tienen alguna explicación. Podría rendir culto a todas las religiones practicadas por el hombre y ser tan devoto como cualquier obispo violador. Puedo creer en Dios. Puedo creer en el demonio. El destino es algo más complejo. Una guerra entre el destino y la casualidad. Atribuyo mucho a la casualidad. Pero es mejor que atribuirlo al destino. Mejor me quedo con que estamos aquí sin razón. Sin un sentido. Que somos libres de tomar esta situación como mejor nos venga en gana (y mejor nos convenga). Vuelvo a concentrarme entre el espacio entre tú y yo. Calculo los pasos necesarios. Las palabras necesarias. Las miradas necesarias. Quiero pensar que tú haces igual. Y desde otro punto en este espacio, neuronas trabajando piensan en situaciones similares a las que se desarrollan en donde este preciso momento se encuentra mi cabeza. Justo sobre la barra. Hay un espacio innecesario, podría entonces yo, despedazar las dimensiones, nuestros cuerpos y nuestras neuronas. Y todo este lado del planeta puede sumergirse en el mar de nuestras ideas fusionadas. Tú, y yo. Yo y tú. Y este espacio innecesario. Me pregunto a mí mismo si quiero estar aquí. Te pregunto a ti. ¿Estás segura? ¿Este es el lugar donde quieres estar? Estoy seguro que afuera, hay un mejor lugar donde entremos en un espacio donde no haya ninguna distancia. Ningún centímetro en este espacio vacío-lleno de historias y palabras y disparates de los más graciosos. Mira hacia arriba. Te invito a mirar las estrellas. Mira a esas bocinas que hacen llegar hasta nuestras orejas sordas las pistas que nos hacen mover la cabeza y remover los recuerdos, que no se nos suelten los ojos, ni por las cervezas y las canciones. Es imposible. A esta hora llorar es tan común. Como respirar. Tantas cosas que nos hacen llorar. Esa canción muda nunca me pegó tan duro. Este humo del cigarro nunca entró tan directo a los ojos. Y estos sentimientos jamás se habían removido tan fuerte. No te preocupes si me ves así y no te molestes en consolar al barbón borracho a unos metros de ti. De todos modos solo quiero estar solo. De todos modos no puedes hacer nada. Pero siguen las miradas. Y te pregunto ¿Estas segura que ese es el lugar donde quieres estar? Porque yo estoy seguro que estarías mejor acá. Pero he estado seguro de esas cosas muchas veces antes. Y estoy seguro que no. Que la película muda se acaba. Cuando mido los pasos necesarios, camino a velocidad constante paso de lado y cruzo la puerta. Yo, mis zapatos rotos. Mi corazón roto de borracho perdido, en un espacio donde el origen hace mucho tiempo que se ha ido, y aunque camino y camino y cambio y cambio de dirección. No tengo la más mínima idea de donde estoy. Mi espacio está lleno de vacíos, y mi cuerpo está lleno de nada.

Comentarios

  1. Es bueno. Sólo recomiendo mejorar la ortografía.

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  2. Excelente...
    :3
    Me quedo con este fragmento:
    "Puedo creer en Dios. Puedo creer en el demonio. El destino es algo más complejo. Una guerra entre el destino y la casualidad. Atribuyo mucho a la casualidad. Pero es mejor que atribuirlo al destino. Mejor me quedo con que estamos aquí sin razón. Sin un sentido."

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