Incomodidad en Julio

Escuché en un podcast que la tristeza podría llegar a ser peligrosa, dañina, adictiva. La nostalgia podría ser el disparador en algunas situaciones. Bukowski escribía alcoholizado y hundido en su tristeza, nostalgia, i feel you bro. Para mí, estar en este mood de tendencia a la entropía, de decaimiento, de sobaja, de doblegado y agachada de cabeza ha sido más bien beneficioso. Creo que no te lo he contado antes, pero me he sentido desde hace un tiempo metido en la vida equivocada, en el cuerpo o tal vez en el sujeto incorrecto. A los 18 no era bueno para nada y era bueno para muchas cosas al mismo tiempo, me explico; siempre me han gustado las actividades relacionadas a la creatividad y al arte casi e general, a excepción por las artes plásticas. Pero hablando de, por ejemplo: literatura (no leo un carajo), pintura (no conozco de pintores ni pinturas), de música (la escucho continuamente, sin indagar nada), siempre he tenido un don, o eso creo. El problema de la palabra “creo” es la inseguridad. Sin embargo, yo estoy en el punto en que casi que estoy seguro de lo que soy y de mis capacidades, pero ese “creo”, no desaparece. Desde que era un adolescente siempre he tenido al parecer algún talento mediocre entrometido en mi cerebro. Mi organismo tal vez lo detecta como un extraño virus, esto no encaja aquí. Esto no encaja aquí. Tú, deberías enfocarte en estudiar tu carrera. Le tengo tanta envidia a los demás, todos parecen saber quiénes son, lo que quieren, lo que aman, lo que odian. Como si tuvieran esa facilidad de escoger entre negro y blanco. ¿Es una ventaja o una desventaja esto? Esto de estar perdido en la escala de grises. De pronto eres “bueno” para algo, a los 16 escribes un libro, ya tienes 2 canciones, dibujas de puta madre. Y a los 18 escoges una ingeniería. Por el simple hecho de que en los últimos 3 meses resultaste ser también un poco bueno en las matemáticas. MEDIOCRE.
En realidad, eres regular en todo, y bueno en nada.
Le tengo tanta envidia a aquellos que lo han logrado, han logrado engañar a su sistema. Ha logrado hacerse creer que en realidad nacieron con el deseo de ser ingenieros industriales, ingenieros agrónomos, administradores. Es decir, en el profundo de cada persona uno ya sabe la especifica actividad a la que se quiere dedicar el resto de sus días. Las pocas semanas que nos quedan, las pocas horas del día que tenemos. Les envidio en verdad, y creo que son mucho más inteligentes que nosotros los que preferimos hundirnos en el hoyo, por no saber administrar el tiempo que tenemos, los espacios con los que contamos, los recursos a nuestro alcance. Ya no estoy en edad ni en condiciones para pensar de otra forma, para culpar al mundo, para culpar a mis padres, para culparme a mí mismo incluso, ya no hay más. No existe esa posibilidad, lo único que es real es el presente, lo aprendido, las experiencias.
Y es contradictorio, lo que más disfruto hacer es esto, escribir, tocar una guitarra acústica, cantar, dibujar. Es contradictorio porque cuando hago esto es cuando realmente me siento triste. Es una forma de desahogo supongo. Y aunque lo fuera, si esta es la única manera en que pueda crear algo, algo que siento que es realmente mío, real, entonces también me estoy condenando a vivir una vida triste y nostálgica. Por el resto de mis días. Ese problema de monetizar esto me resulta chocante, como demonios un hombre honesto puede lucrar consigo mismo, más bien, quien quiere comprar algo así. No soy inspiración y no causo un impacto positivo en este mundo. Hay tantas cosas con las que no estoy de acuerdo, y hay tantas contradicciones en mi vida, nimiedades, no he matado a nadie aún, pero ya hay cosas que me arrebatan el sueño. Soy débil entonces, una persona con el espíritu frágil y quebrantado, porque a la primera desilusión me quiero bajar de este tren. Porque el enojo y la frustración a veces no me dan coraje sino tristeza, y me siento aquí, porque soy el cobarde que soy.
Y tú ahí, queriéndote hacer el fuerte, el que no le afecta nada, el que no le afectan las despedidas, el que no piensa en Daniela, y como hice terminar todo por una estupidez que leí, por mis inseguridades, porque es verdad. Ella no me amó. 
O en Liz, cuando me dijo que se iba y duele un tanto cuando a veces pienso, en que pude lastimarle, por esta incapacidad que siento, de no poder volver a amar jamás. “Has lo mejor para ti cariño, de aquí en adelante piensa en ti, ninguna relación amorosa te dará el valor de lo que puedes lograr si haces lo que te haga crecer a ti”, como si yo tuviera también la vida clara, el camino despejado, o como si tan solo supiera lo que demonios estoy haciendo, esto es una basura. Y no dejará de serlo, este basurero solo cambiará si dedico toda mi entera vida a cambiarlo y aun así no estoy seguro que mejore l suficiente.
A veces sí, lo mejor es aislarse, volver a la zona donde nada te afecta nuevamente, pensar un poco, entristecerte, llorar, volver a despertar a las 3pm para comer y volver a acostarte temprano. Y pensar “no, no nos queda nada”.
¿Qué pasa con nosotros? ¿Qué pasa conmigo?
Esta lucha en la que andamos, me trae de bajón constante, me he dado cuenta de varias cosas de mí, una de ellas lo susceptible que puedo ser, otra que aislarse, enojarse, desechar, hacer a un lado a las personas que creo que me pueden lastimar, puede ser peligroso para mí en un futuro, cuando de pronto llega la incomodidad y la nostalgia, el ajuste de cuentas y creer que el que siempre pierde eres tú.
Algo bueno ha salido de todo esto, y es que he dejado de querer regresar a ser el mismo pendejo que era a los 17. Por fin creo haber superado la brecha que me hacía extrañar tiempos que parecían ser mejores, ahora en realidad TODO pasado lo relaciono con algo peor, algo malo. De cierta forma eso me hace romantizarme más con el presente y con el futuro. Me hace pensar más en el porvenir que en mi exceso de pasado. Aunque bien es cierto que el exceso de futuro causa una ansiedad significativa, cuando me siento así es cuando me voy. Por lo general en otras circunstancias ya me hubiese ido, como me he ido otras tantas veces, para ser honesto esta es la primera vez que me estoy quedando aquí, en el lugar donde más conflictos internos me vienen.
Tengo una misión, o eso creo, la verdad es que no hay buena esperanza de todo esto, aunque bien lo que me hace quedarme en realidad es que tengo demasiados pendientes por acá.
Así que aquí me mantendré un rato, en esta completa zona de incomodidad.

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