Carta para Fany
Hola, ¿Cómo ha
estado tu día?
Quisiera saber si
hoy has estado bien, si has estado triste, o alegre. Si tu mirada carga derrota
o gloria. Aunque la respuesta es simple, tu siempre cargas con alegría sobre
los hombros, en tus bolsillos, en tu mochila, en tus zapatos. Esa dicha implícita
en tus genes se nota desde algunas estaciones de distancia. Lo noto en la forma
en la que bailas, en la forma en la que ríes, miras, hablas, cantas. Uno que va
de pena en pena y con la mirada derrotada se contagia cuando bailas en la sala
y uno también se puede sentir como persona, como una persona más normal, no tan
triste.
Podría quedar
toda la carta diciendo que lo siento. Alguien en algún momento me ha hecho
creer que si pasan cosas malas cerca de mí la responsabilidad es mía, siempre,
siempre. Pero sé que me entiendes, tú siempre sabes cómo reaccionar, qué decir.
Aun así, lo
siento. Por haber llegado como si nada. Por el abuso, de confianza. Por hacerme
pasar por el buen hombre/muchacho/niño. Porque tú lo sabes, lo noto, cuando me
miras, ¿Cómo podría engañarte a ti? Si eres tan tú. Tan Fanny. Y sé que te
diste cuenta de todos mis puntos muertos, de que soy un perro herido, de que
finjo ser un lobo, solitario, triste, pero fuerte. Lo que sea menos fuerte.
Incluso el ambiente me gana batallas. Y lo sabes. Y lo siento. Porque yo
quisiera que fuera distinto. Porque yo quisiera ser tan como tú. Pese a que
empatamos en muchas cosas y es verdad, empatamos en tanto que a veces creo que
son demasiadas coincidencias.
Yo no quiero
incomodarte, ni ser el lastre en tu la vida de la doctora más pronunciada del
siglo, o del ¿Milenio?
Siempre lo supe,
tú vas a ser algo importante, algo grande. Siempre estuviste por encima del
promedio. Eres más inteligente que cualquier persona que haya conocido antes, y
aun así no necesitas demostrar nada, ni conmigo, ni con nadie. Eso me gusta de
ti. Bueno, hay tanto que me gusta de ti.
No, no quiero que
mi fragilidad emocional te desequilibre en tus metas, no quiero ser un lastre.
Te quiero, y me
gustas, y sé de mis errores, pero ahora sé que quiero cambiar, mejorar. Aunque
a veces diga lo contrario no es verdad, en realidad creo que soy triste por
convicción, la cosa está en que no te preocupes por mí. Estoy seguro que,
aunque yo te tenga en una estima altísima y crea que eres perfectamente
inalcanzable, creo que puedo ser la persona que buscas, si me lo permites. No
importa sino ¿Sabes? No tendrías que preocuparte por mí tampoco. Soy una
persona independiente emocionalmente, puedo estar bien solo, o puedo estar bien
acompañado. No tienes que sentirte comprometida con nada quiero decir Take it
Easy.
A veces me gusta
decir Take it Easy, como si las pequeñas decisiones que tomamos día con día no
repercutieran tantísimo en lo que nos depara en la vida. Por experiencia me he
dado cuenta de que a veces los días son demasiado cortos, las semanas son tan
volátiles, los meses y los años, siento así desde los 20’s. Y estoy seguro de
que si no te digo ahora lo que siento me arrepentiré por el resto de mis días.
No importa si no
respondes, yo solo quiero ser leído por ti, en esta carta.
Te admiro,
muchísimo. Sé que ni de coña soy digno, no ahora, soy un desastre. Lo
arreglaré, pero no quiero prometer nada a futuro. Aprovecharé el tiempo en el
cual tú debes concentrarte en ti y en tu futuro, en tu especialidad, en todo lo
bueno que te está por suceder. Yo no sé si sea una de esas cosas buenas. Hay
tanto por arreglar antes. Pero antes de arreglar todo es importante decir que
te quiero, te quiero. Te quiero, con todo lo que conlleva decir esa frase.
Hoy hizo frío en
Mochitlán, aun así, me he despertado temprano y hubo algo diferente en mí, algo
que no ocurría hace tiempo; he pensado en ti en el primer momento. He revisado
el celular, porque ayer dije algo que podría ser complicado, no hay respuesta.
No importa. Me levanté e hice un café. Y a veces hay tanto que decir, pero los
mensajes no sirven para nada. Las necesidades de estructurar mis ideas, me ha
llevado a escribir este texto.
Hoy me desperté
temprano y es una mañana fría, tomé un café y escribía una carta. Salí a
comprar un medicamento para mi hermano y he pensado en ti, mucho, en el camino,
en la tienda, de regreso, al sentarme, al poner una canción, al andar de aquí,
para allá y de allá hasta poner nuevamente mis dedos en el teclado.
Lo que quiero
decir, es que siempre me ha encantado tu forma de ser, tu forma de ser quien
eres, tu forma de ser alguien en este mundo. Me gusta tu estilo, me gustas.
Tú eres la
síntesis, de todas mis verdades o las verdades del mundo. De todas las
contradicciones, o las contradicciones del mundo. Tú eres la síntesis, el
resultado descartando tolo lo malo, lo triste, lo oscuro, lo sucio. Quedas tú.
Lo noto, cuando bailas en tu sala, cuando cantas. Cuando tus ojos brillan,
cuando andas, cuando ríes, cuando eres tú.
Tengo miedo, hay
un vacío en el interior que es difícil de ocultar, hay pedazos de mi esencia y
mi verdad que están fracturados, descompuestos, extraviados. Tengo miedo que en
momentos como estos, que muestro mi interior haya burla, rechazo, pena. Pero
nada de eso importa, porque si no lo hago sería peor, peor para mí, ahora,
mañana, los días consecuentes, los meses consecuentes. Nada de eso importa, y
si nada importa, por lo menos quiero hablar contigo, de vez en cuando, cuando
me sienta triste, cuando te sientas sola, cuando me falte dicha, cuando te
sobre, cuando quieras comer sushi o hablar de cuantos planetas se requieren
para vivir bien, o bueno, lo que creemos que es vivir bien (porque vivir bien
sería vivir a tu lado, aquí, en Chilpancingo, en Australia o Japón, en Dallas o
en Charlotte).
Hay un orgullo en
mí amarrado de mis defectos y mis virtudes, pero cuando se trata de ti ese
orgullo cae al piso, y me hace querer simplemente caer rendido y jurar a capa y
espada ser un fiel sirviente o caballero. De jurar que conmigo tienes las
batallas de esta guerra más que ganadas. Y podríamos seguir hablando de eso,
cada noche, cada día. Este este idioma o en otro. En Japonés o Chino Mandarín.
También podríamos
seguir hablando de los pararrayos, o las máquinas del tiempo. Tal vez ya no
ponerme triste porque el tiempo nunca regresa. Uno no puede vivir casado con el
pasado, más bien deberíamos vivir el presente, porque el presente es un regalo
como dice Oogway. Prometo ya no ponerme triste porque ya nunca tendremos 22, ni
seremos los pequeños de las fotos.
O de las
estrellas y el cinturón de orión, o de Aurora y el después, de los voruleanos,
etc.
Lo que quiero
decir es que creo que hay 3 tipos de personas, los que chocamos contra el suelo
en nuestro vuelo, por encima de estos los que vuelan por lo alto y viven a
plenitud, y por encima de todos están los que curan las alas de los quebrados.
Adivina quién
creo que eres tú Fanny.
La vida va a gran
velocidad. Hay un montón de cosas que decir, pero creo que el tiempo alcanza,
muy adentro en mi interior, incluso tan profundo que está dentro de los huesos
siento que eres tú, siempre has sido tú, siempre lo supe. Muy adentro en mi
interior.
¿Esperarías por
mí?
Yo esperaría por
ti. Una vida entera.
No es necesario
responder, y no quiero incomodar, no quiero que te sientas toda rara, quiero
que disfrutes, si es que se puede disfrutar.
Antes que nada,
espero que hayas llegado a este punto sin dormirte.
Quiero encender
el fuego y no tener que apagarlo después. Pero si tú lo apagas está bien, no te
preocupes.
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